viernes, 7 de agosto de 2009


El término tecnología, de origen griego, está formado por tekne (“arte, técnica u oficio”) y por logos (“conjunto de saberes”). Se utiliza para definir a los conocimientos que permiten fabricar objetos y modificar el medio ambiente, con el objetivo de satisfacer las necesidades humanas.
De acuerdo a la
Real Academia Española, la tecnología es el conjunto de teorías y técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico. Cabe destacar que, en forma errónea, se utiliza la palabra tecnología como sinónimo de tecnología informática, que es aquella que permite el procesamiento de información por medios artificiales y que incluye todo lo relacionado con las computadoras.
Pese a que es difícil establecer un mismo esquema para las diferentes aplicaciones de la tecnología, podría decirse que la fabricación de un artefacto novedoso comienza con la identificación de un problema práctico a resolver. Luego se establecen los requisitos que debe cumplir la solución (materiales, costes, etc.) y su principio de funcionamiento. Finalmente se procede al diseño del artefacto, se construye un prototipo y se fabrica. La tecnología, pues, abarca este proceso, desde la idea inicial hasta su aplicación en concreto.
Por si misma, la tecnología no es ni buena ni mala. Suelen mencionarse entre sus impactos positivos el hecho de aumentar la productividad del trabajo humano y del nivel de vida de la población, junto a la disminución de los esfuerzos que implica. En su aspecto negativo, la tecnología puede generar desocupación (el hombre es reemplazado por máquinas), diferencias sociales (los trabajadores son categorizados de acuerdo a sus conocimientos tecnológicos) y contaminación del medio ambiente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario